GARCÍA, JUAN DE DIOS
Poniendo el oído épico y lírico en dirección a una de las más antiguas culturas del Mediterráneo, el autor de esta obra se percibe heredero de esa indeterminación propia de los fenicios y utiliza algunos símbolos de su legado como pretexto para desplegar en prosa poética un lamento, pero también ruidos alegres, búsquedas familiares y amorosas, acrobacias, razonamientos, anécdotas... Al fin, una puesta a punto y personalizada del desconcierto de la vida. ¿Con qué aliento se animarían unos a otros aquellos remeros que inventaron el alfabeto? ¿Cuánto hay de maldad y de prodigio en nosotros? La respuesta huele a brea.